Practicar el Estar Despiertos

En Concepción, durante el 2010, en la Universidad del Bío-Bío se ha abierto un espacio para la práctica del Estar Despiertos. Espacio que ha sido el continente que acoge la necesidad, compartida por varios, de abrirse a vivir momentos de mayor integración y expansión de conciencia, constatando juntos, a través del trabajo por ampliar la cobertura de la percepción de cada uno (trabajo que se integra y se potencia, en un todo superior superior a la suma de las partes), la presencia de un plano o dimensión esencial y sutil, desde donde se hace posible la experiencia de unión, de tranquilidad plena, de sensación de poder y capacidad de enfrentar lo que toque; experiencia que nutre y que se traduce a la larga en un desarrollo, una habilitación, para vivir la vida más plenamente y para irradiar en otros, la misma posibilidad, que es propia de lo Humano.

A veces toca sólo trabajar, esfuerzo que se acumula, a veces se toca el plano sutil, experiencia luminosa que sacia, a veces nos damos cuenta en ese momento del beneficio logrado, para si y los que rodean, a veces toca esperar pero llega... perseverancia, disciplina, confianza, son atributos que requieren ser desarrollados.

Durante el 2011, estamos empeñados en continuar prosperando en el esfuerzo, ayer realizamos un nuevo momento de práctica. Docentes, secretarias, estudiantes universitarios, de media y básica, más otros invitados, nos concertamos y vivimos un momento muy nutritivo y alentador, experimentamos un agradecimiento infinito a la oportunidad de estar juntos trabajando, hoy, varios se han comunicado y comparten sentirse más energizados, dispuestos, satisfechos y en armonía, seguiremos trabajando y procurando momentos de esta jerarquía.

Isaura, estudiante de Psicología de la Universidad del Desarrollo, fue una de las participantes en este encuentro, desde ella ha brotado el siguiente escrito, que da cuenta de momentos de expansión conciente, hermoso, sutil y que aquí compartimos:

Primeras horas

No recuerdo la última vez que escuché la infinitud de frases que corren por mi cabeza, pidiéndome hilarlas en un solo recuerdo.

Pero desde que se creó tu vida, la mía se encontró identificada, volviendo a surgir, lo que un día durmió.

Me pregunto si serán mis palabras las que entraron en tu mundo, germinando lo que hoy día adorna tu creación.

Que fue lo que en tu mundo apareció, como una estrella cegada de poder, abandonado todo pensamiento que te anclaba a la realidad.

Puede ser que mi vida se acabó como el poema del alumno japonés, cortándole las alas a la mariposa, volviéndola un pimiento. Y así mismo, puede ser que mi alma encuentre el renacer como el poema del maestro japonés, que al pimiento le pone alas, para volverlo mariposa.

Mientras tanto, observo lo que pasa, entrando en el silencio, y siento como se expande mi consciencia, hasta que el ruido arrebate mi escenario, olvidando mi consciencia y entrando nuevamente en el juego de los hombres máquina.

No era sólo un capricho escribir lo que se enraíza en mí, fue el deseo potente de descubrir mis otras caras, de no dejarme hipnotizar olvidando lo que me trajo a esta nueva vida, en algún lugar puse mi foto para que no se me olvide quien soy.

Y obedeciendo a mis sentidos, volví a estar frente a esa puerta, la que se abrió mostrándome todo un mundo nuevo, sólo que en mis ojos estaba nublado… y sólo por el latido de mi corazón pude sentirme segura de que mis pasos no estaban equivocados.

A cada instante muero, pero en cada uno algo revive… muero en partes, y desde estas me reconstruyo, frutándome una y otra vez, para ilusionarme con la idea de llegar en una danza al punto inicial. Para lograr hacer de mi vida, la danza de una dama azul.


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