Traerme de vuelta

Tantas cosas que recordar en un solo instante

para prolongar un estado

que va y viene,

que se intensifica y disminuye

se agota

renace.

Pero sin embargo puede ser solo una, la que elija esta vez.

Acceder a él mediante la respiración.

Y se hace simple volver a pasar.

Y ya no son importantes las cosas que había que recordar.

O tal vez confío que las recordaré cuando sea preciso.

Me siento con un comodín en la mano, con un boleto que me da derecho a todo, al todo.

Qué fácil desorientarse entre tantas luces, y yo que veía que Dios era cursi, que Dios era injusto, que cualquier cosa que incluyera a Dios carecía de sentido.

Que equivocada estaba.

Hoy me parece lo más genuino, lo máximo de lo que se puede pedir, exceder de júbilo, no sé si es vivir contigo, que tu vivas en mi, yo vivir en ti, vivir junto a ti y paf, recuerdo unas líneas; “vamos nosotros a tu reino”, yo debo ir hacia allá y sola no prospera.

¡Momento!, acabo de caer en la cuenta, que siempre lo supe tengo un “ángel” guardián, alguien del otro lado que no me deja sola, que me asiste, que nunca me falla.

Querer vivir de otra manera, olvidando esto que se muestra tan simple y tan difícil a la vez, incluyendo menos, parece absurdo, ridículo, sin sentido, desolación.

Despiertan después de un largo sueño las habilidades dormidas, vuelven resentidas por la falta de atención, sin embargo, disponibles, para cuando presto la atención necesaria.

Quiero pasar extensos momentos hablando de esto, haciendo circular esta energía, pero me distraigo.

Estoy decidida a buscar la forma, con cariño para mi, de volver a ponerme en mi lugar cuantas veces sea necesario y resulta, soy capaz.

Sigo saliéndome, errando, cayendo...

...pero al traerme de vuelta no me doy una cachetada, me regaño lo preciso, con amor, me conforto para disolver la culpa, me alegro de nuevamente poder poner atención al instante, me recibo y me siento bien.

Concepción, Verano 2012

Carla U.

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