Presencia



La práctica de la Presencia en la propia vida es ejercicio necesario cada día, es que estar vivo no es garantía de estar despierto y despertar es lo que hace falta, para abrir los ojos y mirar directo, sin la interferencia de nuestros deseos o nuestros pensamientos, entonces hay certeza, claridad, serenidad.

La Conciencia, la Presencia, es nuestro derecho de ser humano, sin embargo, solo se realiza en nosotros con la práctica sistemática e intencionada, es nuestro desafío como especie.

La búsqueda de una mayor Presencia en nuestra vida es un ejercicio práctico, operativo, que ahora mismo puedo realizar mientras escribo: tomar el sabor de mi boca, sentir y acompañar mi respiración, ser testigo de la vida que palpita en mi, en mi cuerpo, ahora; cerrar los ojos puede ayudar a profundizar la atención sobre estas sensaciones, que están siempre aquí, soy Yo quien no está siempre aquí para notarlas, disponible para interesarme en ellas con profundidad; buscarlas es una estrategia para bajar, para bajar a tierra firme, para salir de la película en la que vivimos y que consideramos real, aquella que con tanta vehemencia defendemos porque la consideramos como nosotros mismos, nuestras opiniones, nuestros planes nuestras ideas, acerca de nosotros y de todo lo demás, lo que creemos que somos, lo que queremos llegar a ser o a tener... esa manera de mirar una parte por el todo, esa reducción de todo a nuestros esquemas y posibilidades, lo que tenemos por conocido y sabido, que nos orienta y al mismo tiempo nos atrapa, nos limita.

Afortunadamente no se trata de cambiar aquello, sino de ganar espacio para esta experiencia de Presencia, de estar realmente aquí, ahora, recibiendo la vida, esta vida que se expresa en mi cuerpo ahora, la sensación de la masa, del peso del cuerpo, con atención y práctica toda esta vibración se vuelve cada vez más familiar, más cercana, y el contacto con ella relativiza la experiencia del intelecto como la única lectura posible, como la realidad...entonces se produce un sutil equilibrio en medio del cuál se tiene la certeza de existir, de ser, con trascendencia de lo que pensamos y también de lo que sentimos.

Practicante, 2006

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