domingo, 26 de junio de 2011

A propósito de "practicar el estar despiertos"

Me dispongo a transmitir y describir lo que ocurre en este momento (posterior), procuro seguir las instrucciones bases o más bien la premisa clave “practicar el estar despiertos” y como “anclaje” a la realidad: sentir la espalda con la posibilidad de sentir otros órganos; sensaciones, como la planta de los pies, el peso sobre la silla, el movimiento del pecho al inflarse, el gusto que hay en la boca, seguir el latido del corazón, la temperatura del aire al rozar con la piel, que fueron expresamente dichas y aventurarse a otras, como sentir la línea en perpendicular con la tierra que brota de la cabeza. Al persistir en esta práctica estando sentada, la espalda recta y erguida no es un esfuerzo, siento que de varios “hilos” me tiran del pecho, que hay una fuerza exterior que tensa y me eleva, siento temor de esta elevación, temor a lo desconocido, quiero actuar buscando solución a esta angustia que me parece impropia, recuerdo instrucciones más específicas dichas con anterioridad: “ en ESE momento sentir la espalda e irse relajando con la intención de expansión”, lo interiorizo pido protección de aquella sabiduría infinita, sin tiempo y trascendente en cada uno de los procesos y me dispongo a hacerlo, lo hago, siento ¡…!

Las palabras sólo aproximan, tan solo crean una noción para describir esa sensación que desde mi comprensión humana declaro: Es placer, en la intensidad perfecta y con derroche, inagotable. Lo cierto es que si se termina, los pensamientos me sacan de ahí; vuelvo con la intención de estar ahí nuevamente y dejo de intentarlo y sencillamente lo hago y me vuelvo a aproximar a aquella sensación indescriptible.

Sigo y profundizo ahora con seriedad y determinación, y comprendo que aquello también puede ser fuente de historietas que me dispongo expresamente a dejar pasar.

La constancia en este “hábito” me reubica en el lugar que debo ocupar y a su paso vivo hechos, soluciones, comprensiones, personas y bellezas que siempre estuvieron pero que jamás pude imaginar que estaban aquí, sin ni siquiera mencionar nuevos sucesos.


Carla U.

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