Cantando en Viña del Mar





Trabajando desde que tomamos la decisión de ir, mirando el desarrollo del proceso y siendo parte al mismo tiempo. Se sentía desde acá como trabajaban Carla y Francisca, como mantenían un ritmo de atención, y de acción, como se modificaban en la marcha, prefiriendo orientarse siempre por el criterio del trabajo, rompiendo el molde si era necesario, abandonado el plan para entrar en el desarrollo de los acontecimientos, asegurando la presencia Conciente como garantía de veracidad y de conexión con lo importante.
El viaje desde acá el viernes, con sus detalles, los de cada uno. Algunas vueltas para salir, no muchas. Los pendientes de última hora, eso que todos sabemos pero que nadie incorporó como tarea propia y la llevó a cabo. Y eso de cada uno que nos obnubila a ratos, aveces días, semanas, aquella vivencia sobre la que no podemos remontar y que de un detalle pasa a ser el fondo, que de experiencia en mi, paso a confundirla conmigo mismo... ese malestar de no saber como recibirnos y ubicarnos, que se va colando en todos nuestros gestos y gestiones, sin confesarnos que está ahí, pasándonos gatos por liebres, pero sin poder mentir con la expresión de la mirada, ante el ojo atento de los demás. Los niños muy disponibles, graciosos, livianos, un aporte en todo momento, especialmente cuando hay disposición y capacidad de recibirlos e integrarlos.
Llegando ya se percibe el cuidado, la dedicación, el afecto, el interés por recibirnos, por recibir y aprovechar la oportunidad que estamos construyendo: abrir aquí en Viña un momento de profundidad, de encuentro más íntimo, cada uno con la Vida, para recibir, para recibirnos, para generar instantes de integración individual y colectiva, de amplitud en la percepción, de mayor objetividad en la lectura que formulamos de los acontecimientos, una visión más clara de lo que es posible experimentar cuando estamos en presencia nuestra. Esta vivencia, que ocurre al cantar juntos, derrama su efecto sobre la existencia toda de un modo significativo, alcanzándonos a nosotros y a otros, especialmente a los que traemos con nuestros recuerdos al momento, así estamos convencidos, y este efecto es significativo en el todo, y no puede evaluarse como poco o mucho, simplemente es y eso es todo.


En la noche, mucha luz, claridad, y van quedando en evidencia los detalles de nuestra posibilidad, los alcances de nuestro potencial. Experimentando la intensidad y navegando sobre ella, con mucha gracia a veces, torpemente otras, pero siempre entre todos conquistando el momento. Recibiendo la experiencia del presente, accedemos también a observar otras vivencias de la vida cotidiana, y una renovada lectura de aquello se nos presenta, surge espontánea en la mente y se nos ofrece sin controversia, cada uno ve, cada uno sabe, no todos lo van a alcanzar a provechar pero la oportunidad se nos ofrece igualmente a todos, en la medida de nuestros merecimientos, asociados siempre a las oportunidades de trabajo conciente que hayamos aprovechado.
En la mañana en la escuela, más precisión. Fresca la experiencia de la noche anterior, alcanza para corregir detalles, posiciones, relaciones, instrucciones, cada uno tratando de ofrecerse mejor para la oportunidad, de manera despejada, llana, interesados en dar paso a lo importante, sin poner lo particular, que siempre existe, por delante de lo común y trascendente.
La experiencia es limpia, simple, clara, directa: es posible estar en presencia nuestra, despiertos, recibiendo el impacto del ejercicio de cantar juntos con ese propósito, participando de una vibración que nos estremece y nos despeja, es posible percibir y nutrir una profundidad nuestra, un algo esencial que nos es propio, entrar en contacto y atender una dimensión de la existencia, sutil, delicada, oculta casi siempre en lo cotidiano, que para aparecer, para reclamar atención, muchas veces se viste de enfermedad, de dolor, de debilidad, pero que ahora estamos percibiendo y atendiendo con inocencia y naturalidad, con alegría, con algo de sorpresa algunos. Somos Nosotros.
Después de cantar viene el conversar, compartir lo vivido, expresar en palabras la valoración del momento, la conexión de la experiencia con otras situaciones.
Estamos trabajando en este ejercicio de estar presentes, de despertarnos y despertar, como una manera de armonizarnos con lo esencial del existir, y contribuir a la evolución práctica de lo humano, desde la experiencia cotidiana propia, personal, familiar, laboral, y por esa misma vía afectando, invitando, precipitando a otros a una experiencia de la misma calidad, que les permita constatar por si mismos.
Estamos generando experiencias reales, donde es posible experimentar la amplificación de la percepción, y recibir más del todo en un momento, trascendiendo los limites del funcionamiento habitual, donde sin otra oportunidad, permanecemos viviendo desde lo pensado, confundiendo la parte por el todo, el mapa con el territorio, una definición acerca de nosotros, con nosotros mismos, nuestros sentimientos y emociones con las explicaciones de acerca de ellos.
Al estar presentes, a través de diferentes ejercicios realizados como Meditación, nos damos condiciones para recibir más, desde el cuerpo es un buen comienzo, directo, buscar con la atención el cuerpo, que siempre está disponible, y recibir su sensación, sin tratar de no pensar, sino dejando que sensación emerja en la conciencia.
Al cantar la experiencia corporal de vibrar se impone, también el pensar se activa, muchas veces con gran intensidad y alboroto, hay que estar recordándonos que el propósito es abrirnos a más y no cerrarnos sobre algo en particular, seguimos cantando, vibrando juntos, a veces finamente y con mucha dulzura, a veces con gran fuerza, pasión, energía y precisión, y a veces sin precisión, un ruido, un estruendo, pero no estamos solo para bonito y seguimos adelante, firme en el propósito, y seguimos buscando hasta una nueva oportunidad.
La convivencia cotidiana, familiar, laboral, es momento también para explorar y aplicar, para vivir desde el buscar estar presentes, despiertos primero, aceptando la mirada de otros, los ajustes contantes, el ejercicio de abandonar lo añejo, lo viejo, lo conocido y arriesgarse por lo nuevo, lo recién creado, lo que está inventándose, garantizando entre todos la conexión con lo común e importante, con ofrecernos y ofrecer a otros oportunidades de prosperar en la evolución hacia lo que verdaderamente, esencialmente, somos, ya somos, en nuestra especificidad y también trascendente a ella, en nuestra unidad con el Todo, recibiendo ahora mismo, en el empeño, los efectos de esta condición Todo-Uno, pertenencia, unión, protección, armonía, sentido, trascendencia, completud, hermandad...
El efecto de nuestro ejercicio así concebido, se vierte sobre nosotros y sobre otros, humildemente podemos colaborar para la evolución de lo humano, desde nuestra posibilidad hoy, no es necesario esperar a ser de otro modo, a estar de otra manera, a sentirnos diferentes, desde ya podemos trabajar por todos, que nos incluye a nosotros también.
Especialmente importante fue escuchar el efecto que el trabajo sostenido en la escuela ha tenido sobre la relación de profesores y alumnos y por ende sobre su Educación. Tratándose de estudiantes de Educación Especial, niños y jóvenes con necesidades educativas especiales, asociadas a déficit cognitivo, discapacidad física o trastornos de personalidad, se suele, sin saber, sin querer, poner el acento en la diferencia, y establecer vínculos desde allí, con la diferencia por delante. La práctica de la meditación, como estrategia para amplificar la percepción, para enriquecer la lectura de realidad, para trascender el funcionamiento habitual, nos permite hacer contacto con lo íntimo y esencial, que esta en todos y en cada uno. Desde la experiencia de tocar aquello en nosotros, vamos al encuentro de los demás, y precipitamos en ellos la misma clase de contacto. Así ha sucedido entre profesores y alumnos en esta escuela, el encuentro entre lo esencial de unos y otros, se ha ido instalando en primera línea, antes de cualquier consideración de la diferencia se experimenta el reconocimiento de lo esencial, propio y del otro, aquello en lo que somos perfectos, completos y hermosos. Con esta experiencia se nutre el ser de cada uno, se reafirma la identidad en una dimensión esencial y trascendente, antes de la especificidad, las diferencia, el déficit, o las definiciones conceptuales, una experiencia de SER y ser visto, apreciado, reconocido. La agresividad, como respuesta del adolescente ante una mirada que no lo busca a Él, sino que se queda en sus características y conductas, y que es en si misma agresión contra Él, con independencia de las buenas intenciones con que se despliegue esta mirada, deja de existir y da paso a la serenidad, buena disposición y satisfacción consigo mismos, lo que les permite a ellos y a los adultos que los acompañan, visualizar nuevas y renovadas oportunidades para su vida. Los educadores que han participado de este proceso de mantenerse practicando sistemáticamente en la escuela, por ya más de un año, y que han visto este efecto en los alumnos, perciben también el efecto en ellos, es posible favorecer y facilitar un cambio, una transformación significativa en la vida propia y en la de sus alumnos, y más allá también, en la de sus familias, un meta aprendizaje acerca de como estar despiertos, presentes, que dota a todas las experiencias de vitalidad, frescura y esperanza, no como conceptos sino como experiencias, como vivencias constatables por cada uno.
Muy interesante, fue también, escuchar en palabras la descripción del fenómeno de vivir una experiencia conocida solo conceptualmente. Quien ha estudiado el funcionamiento de lo humano, desde la epistemología, la filosofía, la psicología, la religión, por ejemplo, conoce ideas, referencias acerca de, que en la superficie pueden parecer, independientes, y cuando mal comprendidas contradictorias, pero que en profundidad van coincidiendo en lo esencial, conforme sea posible alcanzar una altura suficiente para integrar. No obstante, entendimiento alguno puede compararse con la comprensión viva que surge desde la experiencia. Al practicar el estar despiertos, al facilitar la amplificación de la percepción y disponer nuestra atención sobre ella y recibirla, favorecemos una vivencia más real y objetiva, más conectada con la corriente del todo, de modo que tenemos acceso a saber y comprender la Vida en directo. En esta experiencia se integra el saber conceptual y la experiencia real, generando una comprensión simple, genuina, práctica y efectiva, a veces acerca de las grandes preguntas universales, a veces a cerca de nuestra específica cotidianidad, percibiendo también, a veces, la continuidad entre ambas situaciones. Somos sabios en ese momento, sabemos de lo esencial, de lo importante. Como todo, es la práctica constante y regular la que afina y consolida esta posibilidad, que es para todos, para todos los que practican así.


Quedó un sabor a satisfacción, a tarea cumplida.
Agradecimientos para todos y para cada uno de los que lo hicimos posible.
Los que estuvieron antes, durante y siguen estando, los que nos vimos allá y los que estuvieron tras bambalinas:

Carla, Francisca, Rafael, Millaray, Lorena, Fernando, Claudina, Cristina, Tito, Ma. Angélica, Eliana, Elbert, Felipe, Verónica, Alicia, Ximena, Ma. Isabel, Claudia, Gabriela, Paulina, Milton, Luciano, Luana, Julieta, Alfonsina, Samai, Libertad, Patricia.


Seguimos trabajando juntos entonces, queda mucho por hacer, por prosperar,
Un abrazo fraterno desde Águila Sur.

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