domingo, 17 de junio de 2012

Promoviendo encuentros, abriendo y ocupando espacios.


Promoviendo encuentros, abriendo y ocupando espacios.
Con el desafío de de ser una muestra de un modo, encarnado, de funcionamiento.

La energía que se mueve, es intensa, más energía circulando por la apertura, no es fácil, no siempre alcanzo, alcanzamos, suficiente pulcritud, aparece ruido, innecesario; pese a ello, ahí estamos, haciéndonos cargo, aprendiendo. La determinación se nota, la ven desde fuera, invita… y asusta.

El sábado 9 de Junio, nos congregamos 17 almas, en Águila Sur. La convocatoria hablaba de sintonía, de que se trataba de un encuentro entre quienes sintonizaran con la convicción de que existe un plano esencial de la existencia, que de ser incluido, integrado, atendido, abre oportunidades de otro orden de satisfacción y plenitud, distinto al material. Y si, los que aceptaron el llamado venían dispuestos a plantearse desde allí. Desde el plano trascendente.
La matriz suficientemente receptiva que logramos generar entre todos, se veía coronada, por la habilidad del Dr. Flores, de hacer magia con los planteamientos que asomaban con aromas a oposición o desesperanza, los tomaba e integraba desde un paraguas que reordena y levanta, hacia un plano donde la oposición desaparece y surge oportunidad, armonía, sin roce, brota totalidad, algo se integra y se supera.

La hermandad, la cercanía casi sagrada con cada quien, hay amor circulando, respeto, comunión, algo se nutre en cada cual.

Es posible ver también las diferencias, los distintos grados o niveles de compromiso, de disponibilidad, de posibilidad desarrollada, de libertad ganada. Va apareciendo la necesidad de ordenar las filas, reconocer las posiciones.

Los guerreros ya asumidos y alineados somos solo algunos.
El brillo de guerrero se percibe en otros ojos, aunque aún sin salir del todo a la luz.
La intención de re-unión ya está lanzada, vendrán aproximándose los que toque.

Trabajar para el trabajo, sin consideraciones personales, en un medio donde se alimenta el miedo y acomodo, es un desafío que requiere cojones, de esa determinación profunda, encarnada, enraizada más allá del ego.

Hemos ido simplemente danzando, fluyendo con las circunstancias que se van sucediendo. No lo buscamos, vamos navegando en una meta-dirección y cada camino ofrece la oportunidad hacia lo trascendente, si de pronto se cierra o termina, seguiremos en lo mismo, en ese plano esencial. Eso nos hace libres, aunque esclavos de la aceptación del devenir. Responsables de estar atentos a distinguir cuando si y cuando no existan condiciones que garanticen una apertura cierta. No podemos, en este momento del movimiento, errar o tranzar, bajando a una altura que condicione, a una vibración menos esencial, el esfuerzo.

Gabriela

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