Sobre Meditar

Para todos aquellos que aceptamos el hecho que practicar la meditación, que trabajar para incrementar la plenitud de nuestro encuentro con el momento, es una actividad que nos procura beneficios en una dimensión esencial de nuestro existir.

La práctica va transformando la disposición para recibir, para comprender, para ir ubicándose en que se trata esto de estar vivos y de ser parte del Todo.

Herramientas que facilitan el trabajo para ofrecernos una disciplina superior a la actual, trabajar sobre el cómo conocemos, epistemología, ese “como” abrirlo, darle más vitalidad, sentir nuestra vida, a Dios, al Todo, en nuestras vidas, vivir la experiencia de ser partes conectadas al Todo, disponernos más a fundirnos con Todo, dejarnos atravesar, ser traspasados por una energía sin perder la conciencia de la identidad, que brota sutil…

A través de la búsqueda de sentir el cuerpo, de procurar un registro conciente de la sensación corporal, obligamos al yo a responder, a trascender los límites del espacio virtual que es el ego, y nos adentramos en el contacto tridimensional con la realidad, saltamos hacia una obligación para responder-ya-no-de-cualquier-manera. Ya se nos puede exigir un poco más, nuestra influencia no puede ser cualquiera, se nos da más poder y se nos exige más disciplina.

El asunto que me motiva es que, a los que ya nos interesa darle más potencia a nuestra práctica para el bien de todos y el de cada uno, que es el mismo, podemos coordinarnos, informarnos de los días que practicamos y observar lo que hay ya en movimiento, y ver si hubiese cualquier ajuste que pudiésemos llevar adelante.

En Águila Sur estamos trabajando con la intención de facilitar las condiciones para prosperar en esa práctica, a todo aquel que se disponga para trabajar por ese objetivo. Se procura una continuidad en la intención. Viajando hacia un desarrollo lo más armónico que nos sea posible, cosa que al recibir a los que lleguen podamos ofrecernos para generar encuentros de cierta jerarquía, que muestren respuestas de un orden esencial. Sentirnos queridos, como dijo Ximena: “me siento querida, amada, recibida con un interés que me obliga”.

En la semana los miércoles a las 16:00 y los domingos a las 10:30. Martes y viernes a las 19:00 juntarnos a cantar. El cuarto martes de cada mes a las 19:30. En cualquier momento que sea posible parar...o simplemente seguir haciendo lo que estábamos haciendo pero en presencia nuestra.

Entonces, tratando de aprender,

me doy cuenta que cuando intenciono dar más plenitud a mi encuentro con el momento me engancho con más y me armonizo, me alcanza para más

Yo más digno, algo más tranquilo y con más capacidad de respuesta.

Producir luz, con intención, hacia nuestros seres queridos, hacia los que vamos juntos.

Me piden algo y si yo puedo, y yo puedo cuando comprendo que realmente es necesario, no me obligo aunque pueda, es más contribución para mi y para todos cuando el criterio distingue jerarquías para lo necesario y para lo que yo puedo. Lo que puedo al servicio de la oportunidad.

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