miércoles, 16 de febrero de 2011

A cerca de mi trabajo por estar presente

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Respecto al trabajo, a mi trabajo, al esfuerzo que realizo por prosperar en la cualidad del registro que voy teniendo de mí, de lo de fuera, del encuentro con lo de fuera…del impacto en mí y del impacto de mi propia presencia en cada momento…

Reconozco dos momentos… dos, que son los polos de un continuum: aquel en que me dispongo, que intenciono con voluntad el ejercicio del estar despierta, presente, de aquel en que vago ignorante y me dejo llevar sin más por el comando desde lo virtual, desde el ego, atribuyendo a lo pensado a cerca del momento cualidades de objetividad, utilizando la información intelectual como punto de referencia, como eje de mi actuar…

Reconozco que, con los años de práctica, con más frecuencia que antes logro mantenerme en el trabajo, logro darme cuenta de cuando no estuve ahí, cuando se me escapó el hábito sin conducción; en mi caso, por ejemplo, el hábito a hablar de más, a decir sin filtro pensamientos que brotan galopantes a cerca de mi historia, a cerca de mis anécdotas o informaciones respecto del tema que se esté conversando, y no es fácil soportar ese momento, la vergüenza de reconocer una vez más la incontención, la necesidad de mi ego de figurar, lo desubicada que me siento, y ahí sigue el trabajo, el poder soportar ese momento también con más conciencia y sobreponerme, seguir buscando más presencia para no volver a caer, y caigo de nuevo, uff, muchas veces, y el trabajo sigue...

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Esto de buscar estar sintiendo mi cuerpo, me conecta con algo de mi misma que es de otra naturaleza, más animal, más intuitiva, siento… siento por ejemplo, la perturbación que me genera cuando me encuentro con personas o con situaciones donde se pretende dar por real aquello que no lo es, es decir, cuando opiniones o miradas a cerca de algo se dan por hecho, cuando se pretende instalar la parte como el todo… algo, de naturaleza muy animal surge en mi, me doy cuenta de esa perturbación y por lo pronto hago lo que puedo con aquello… cuando me está tocando conducir la situación, cuando soy la responsable de mantener la altura en la mirada, pues manifiesto la perturbación que experimento, a veces con más y a veces con menos gracia, al hacer ese gesto, el de echar fuera la perturbación, brotan también elementos que me permiten comprender más a cerca de lo que está pasando, se va enriqueciendo, en el acto, el entendimiento a cerca de lo que está ocurriendo, no es fácil mostrarle a otro que está cayendo en ese error, o equivocación, la de pretender instalar lecturas parciales como totales, no es fácil tampoco pasar por arriba de la perturbación y reconocer que no siempre es el momento de mostrar, que no siempre se puede entregar elementos que incremente el foco de lo observado, que profundice y amplíe la percepción de quien está en esa situación convencido además de tener la razón, de estar en lo cierto; no es fácil, en esa situación, igual mantenerse firme y no dejar pasar ese momento, al menos no permitir que se sancione la parte como un todo, y simplemente afirmar que no es así, aunque no se entienda porqué tanta firmeza; sé que se me tilda de exagerada, de hipersensible, de poco tolerante, pero prefiero aquello a transigir ese reconocimiento más esencial que, me doy cuenta, gracias a la práctica, al trabajo, a la disposición sincera de mantenerme en esa categoría de observación, puedo alcanzar.

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